Nobel de la Felicidad


Hay que ser muy valiente para desafiar a la Naturaleza, para corregirla o apuntalarla tal vez, y generar así una fuente inagotable de sonrisas.
Esta tarde, el científico británico Robert G. Edwards ha recibido un merecidísimo Premio Nobel de Medicina, por abrir un camino que ha hecho felices a cerca de cuatro millones de familias.
Desde que en 1978 naciera la primera niña fecundada fuera del útero materno, han pasado los suficientes años como para que ese milagro se haya convertido en algo cotidiano. Una maravilla que ha permitido cumplir sueños, materializar esperanzas. Un desafío que ha sido capaz de abrir paso a la vida.

Merecidímo reconocimiento, aunque estoy convencida de que el mejor premio lo obtuvo hace treinta y dos años, aquel día de julio en que nació Louise Brown, y su proyecto se convirtió en vida.

El camino de la infertilidad es duro, está lleno de "por qués" sin respuesta, de pequeñas frustraciones, de deseos constantemente aplazados por un azar que a veces puede llegar a ser tan caprichoso como cruel.
Que haya una opción más allá de la resignación es un regalo del que disfrutamos gracias a mentes extraordinarias y luchadoras como la de Robert Edwards y tantos otros científicos.

En un día como hoy, me gustaría enviar un beso enorme a todas aquellas personas que estén pasando por el proceso de la espera. Por encima de todo, quiero decirles que no pierdan de vista su objetivo, porque el trayecto puede ser más o menos largo, pero la recompensa siempre merece la pena.


Comentarios

  1. Me gusta tú blog, entraré más a menudo.
    Un beso.
    Alicia.

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  2. Y a mí me gusta que te guste, y que entres por aquí siempre que quieras. Mis visitas son escasas pero son VIP (tú incluida, por supuesto)

    Un beso

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