¿Qué es conciliar?

La RAE define conciliar como conformar dos o más proposiciones o doctrinas al parecer contrarias. Y no deja de sorprenderme que, a estas alturas, trabajar  y tener hijos sigan considerándose proposiciones opuestas, cuando en el fondo, debería ser un asunto tan sencillo como atender a prioridades.

Creo que todo parte del hecho de que hemos perdido un poco el norte en lo que al trabajo se refiere. Deberíamos recordar, tal vez, que el trabajo es un medio para ganarse la vida. Pero no es la VIDA. Hay muchísimas más cosas en la vida de una persona que su trabajo. Y por supuesto existen otras prioridades.

Y cuando uno tiene claro donde están las prioridades, es más fácil enfocar correctamente.

Por eso han causado tanta perplejidad las desafortunadas declaraciones del ministro de trabajo cuando decía:


Si tuviera que elegir una sola medida por encima de todas las demás para estimular la igualdad y, al mismo tiempo, la eficiencia de una economía, la capacidad, la producción y la riqueza a medio y largo plazo, esa sería que todos los chicos pudieran estar escolarizados inmediatamente después de su nacimiento.

Señor ministro, me temo que anda usted bastante desenfocado.



Conciliar no tiene nada que ver con aparcar a los niños en una escuela infantil para poder seguir trabajando de inmediato.

Conciliar significa tener la opción de amamantar a nuestros hijos en exclusiva durante los seis meses que recomienda la Organización Mundial de la Salud


Conciliar implica que nadie te pregunte en una entrevista de trabajo si tienes intención de tener hijos, o que te “sugieran” no quedarte embarazada durante el primer año después de acceder a un puesto de responsabilidad.
Por supuesto, que no te presionen acerca de si debes agotar o no tu permiso de maternidad, o si te apetece solicitar una excedencia para estar con tu hijo.

Conciliar significa disfrutar de la maternidad y de la paternidad sin culpas, y por encima de todo sin miedos.

Promover la conciliación tiene como finalidad última dar a nuestros hijos la importancia que tienen en la sociedad, cambiar el eje sobre el que rotan las decisiones, las ideas, y elaborar políticas que piensen en el bienestar de nuestros hijos por encima de la capacidad productiva de sus progenitores.

Conciliar es dar alternativas, permitir que las personas puedan elegir libremente. Y que aspirar a un determinado trabajo no signifique renunciar a ser padre/madre.
Que ninguna mujer tenga miedo a perder su empleo por quedarse embarazada. Que todas sin excepción podamos hacer un paréntesis en nuestra vida laboral, sabiendo que podremos reingresar al mercado laboral cuando nuestros hijos nos necesiten menos.

A poco que lo piense, seguro que se le ocurren decenas de medidas muchísimo más baratas que la construcción de más guarderías, que lo único que harían sería aumentar la frustración de los padres, y reducir sus ganas de tener más hijos.

Porque las mujeres (y entiendo que también muchos hombres) no queremos ser “hembras de cría” cuyo único vínculo con sus hijos sea haberles parido. Queremos alimentarlos con nuestro cuerpo, queremos mimarlos, queremos cuidar de su salud, enseñarles a descubrir el mundo, escuchar sus primeras palabras, consolar sus lágrimas, ponerles límites, reir juntos, contarles cuentos, jugar…

Estoy segura de que entiende a qué me refiero.







Comentarios

  1. QUe bien que hayas participado!! ante estas cosas hay que moverse!!

    http://creciendocondavid.blogspot.com/

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  2. Ya somos más, preciosa entrada Paula

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  3. Muchas gracias a las dos Anas por pasaros por aquí.
    Pues sí, hay que participar. Yo al menos no me habría quedado tranquila si aporto mi granito de arena.

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  4. No puedo estar más de acuerdo contigo, Paula, lo puedes decir más alto pero no más claro. Yo renuncié a toda vida laboral por quedarme con mis hijas y así me va ahora. Ya lo sabes, divorciada, sin trabajo, sin experiencia laboral, con más de 40 tacos, sin reconocimiento y sin ayuda. La cosa para las mujeres-madres está muy mal, y digo sólo mujeres porque los hombres lo tienen mucho más fácil y ellos no renuncian como nosotras, y tampoco están dispuestos a hacerlo, salvo (algunos) unas pocas semanas, como mucho, las cosas como son.

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  5. No está valorado por la sociedad algo que debería ser la base de cualquier sociedad en su sano juicio.
    Desde el origen de la humanidad muchas culturas han protegido la maternidad porque sabían que de ella dependía su supervivencia.
    Hoy no se valora ni a las madres ni a los hijos, y los resultados no pueden ser más elocuentes.
    En mi opinión el tiempo dedicado a criar a los hijos o dedicarse a la familia en general (incluyase ahí marido, mayores, etc) debería computar en la seguridad social, y sobre todo (y esto es gratis) debería ser considerado como experiencia laboral.
    Es una sensación común a todas las mujeres en "edad fértil" la de que si te bajas del tren, a lo mejor luego no te puedes volver a subir. Y así, no hay quien se preñe tranquila.
    Un beso Nieves, y ánimo que tú vales un montón y ese talento no se puede quedar ahí.

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  6. Yo aún no he escrito mi post, pero leyendo el tuyo me reafirmo. Hemos perdido no solo el norte sino la capacidad de ver más allá.

    Se nos ha olvidado que las escuelas nacieron con la industrialización y que las guarderias nacieron con la incorporación de la mujer al trabajo, y nosotras, mujeres, hemos dejado que nos lleven por el camino de la insensatez haciendonos creer que trabajar hasta altas horas, ganar mucho dinero, tener un puesto de prestigio, eran cosas más importantes que tener hijos.

    Y en los cursos de formación, en el módulo de trabajo, nos enseñan a prepararnos las entrevisas eludiendo o dando respuestas convenientes a preguntas que, desde mi punto de vista, no se deberían ni plantear.

    Es una pena que hayamos tomado ese rumbo. Es una pena que, si tu marido (como fue mi caso) se toma tu baja laboral (yo estaba en paro, así que, nos compensaba), lo miren raro y le digan, desde un despacho de abogados, que eso no es posible.

    Es lamentable que su jefe no lo ayude a conciliar ofreciendole un buen horario y lo obligue a reducir jornada reduciendo también así, el único sueldo que entra en casa.

    Sólo espero que recuperemos el norte, nosotras mujeres, que somos las que tenemos la capacidad de decidir sobre nuestro cuerpo para crear vida y decidamos darla y cuidarla lo mejor que podamos.

    Felicidades por el post. Me ha gustado mucho ;)

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